martes, junio 20, 2006

Un cuento de Literatura y ajedrez

Es imposible saber qué pensó Moon Park, adolescente, sobre los cuentos que Chesky compiló bajo el título Literatura y ajedrez; el propio Park, hoy en día, asegura no recordarlo. Sin embargo, la pregunta sigue siendo pertinente: ¿qué pueden haber significado esos cuentos para quien era casi un niño?
En el tercero de los relatos -titulado "Sofía"-, por ejemplo, una mujer despierta repentinamente sólo para descubrir su lecho cubierto de sangre. Asustada, se palpa todo el cuerpo buscando una herida. Es una mujer solitaria, así que no puede pedir auxilio a nadie: se mira detenidamente en el espejo, pero es incapaz de descubrir herida alguna. A partir de ese momento el hecho le obsesiona de tal modo que termina por abandonar su trabajo, su casa: comienza a vagar por las calles como una mendiga. Parece no haber nada capaz de aliviarla. En la última escena, sin embargo, presa de una extraña serenidad, la mujer arranca de su cuello un medallón en el que puede leerse su nombre: Sofía, y después se suicida sumergiéndose en un lago.

1 Comments:

Anonymous Anónimo said...

No oculto que fui incapaz de entender el sentido del comentario de quien firma como mínima moralia: soy una mujer humilde, a pesar de trabajar en un ámbito universitario. En cualquier caso, quiero manifestar que me pareció intolerable que en la citada nota se hiciera referencia al libro del maravilloso Dr. Moon como "parasitario", o que se haya intentado ahí hacer pasar por halago lo que en realidad es una denostación en toda regla: es cierto que el Dr. Moon es un extraordinario ajedrecista, y que su fama en ese sentido ha trascendido fronteras (la propia misiva de mínima moralia es una prueba fehaciente de esto que digo), sin embargo, tal afición en ningún caso resta importancia a su desempeño como investigador.
No puedo afirmar que he leído el libro al que el comentario hace referencia (he hablado ya de mi escasa formación), sin embargo conozco al Dr. Moon Park (ciertamente menos de lo que me gustaría) y puedo dar fe de su preclaro intelecto. Me resisto a creer que un libro suyo pueda olvidarse sin más, como afirma mínima moralia.
No puedo sino sospechar que detrás de un poco adecuado pseudónimo (que debiera corresponder a una persona menos inmoral que usted, señor mío) se esconde en realidad uno de los muchos detractores intelectuales del Dr. Moon, a quien la inteligencia de la que he hablado ha deparado no pocos enemigos, incluso en esta misma Universidad de la Florida.

7:54 p. m.  

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