Nadiuska
Nadiuska, la extraordinaria bailarina mística, no nació en Rusia, sino en Bonn. Su verdadero nombre era Angela von Hofstadter: un apellido noble, como puede verse, y un apelativo que, de no haber sido sustituido, permitiría a la posteridad evocar los rasgos de aquella mujer bellísima, aunque de aspecto inalcanzable, espiritual.
Su madre huyó de Alemania perseguida por un escándalo que no es adecuado alimentar aquí, y la niña creció en la heladas estepas, al principio agobiada por los ecos de una lengua incomprensible, insomne por varios meses, a causa del temor que le producían los ermitaños que vagaban por los campos de Rusia. Después de un tiempo, sin embargo, había olvidado su antigua patria y conversaba nerviosa con otro niño: el futuro Doctor Chesky.
Angela era dueña de una clara inteligencia, a pesar de lo cual nunca aprendió a escribir; su madre intentó obligarla prohibiéndole tocar el piano, instrumento que la niña parecía amar sobre todas las cosas. Los resultados del castigo fueron absolutamente inesperados: Angela niña se perdía en las habitaciones de la gran casa, cantaba para sí, y sobre todo bailaba, al ritmo de una música inaudible.
Dos desafortunados acontecimientos determinaron su personalidad futura: el exilio de los padres de Chesky, aristócratas, pero enemigos del zar, y una inverosímil caída en un lago helado. Después de la partida de su único amigo, Angela dejó para siempre de hablar y comenzó a caminar descalza; de las heladas aguas emergió Nadiuska, un nombre que evoca la fugacidad y la nada. El reencuentro con Chesky y el posterior matrimonio, años después, no cambiaron fundamentalmente a aquella mujer misteriosa que se había entregado a la danza y al espíritu.
Diversos biógrafos han señalado la paradoja que acompañó la muerte de Nadiuska, aquejada de tuberculosis: ella persiguió siempre el aire, al que conjuraba dando enormes saltos -algunos aseguran que levitaba-: la espiritualidad de Nadiuska es la del cuerpo aspirando explícitamente a las alturas aéreas. Una enfermedad pulmonar parece, en su caso, una broma del destino.
En sus últimos días, a pesar de todo, no parecía menos iluminada, aunque es cierto que los constantes sofocos fueron el signo inequívoco de la proximidad de su muerte.
1 Comments:
Es dificil leer blanco sobre negro, se ve bien, pero leer cuesta más trabajo que leer tipografía negra sobre un fondo blanco o tal vez sobre cultural crema –como el papel.
No pude ver los perfiles de nadie. Ni de Caimito. Tal vez no están actualizados.
Me gustó el blog. Un abrazo.
Publicar un comentario
<< Home